En el templo sagrado
creces blanca azucena,
en vuelo virginal
vas de niña a doncella;
inocente corola,
confiada y recoleta,
trémula de cantares,
de salmodias proféticas,
de exaltación, de celo,
de inmaculada entrega.



Saboreas versículos
de luces y tinieblas,
manan las oraciones
por tus labios de arena,
acaricias destellos
ocultos en la esfera,
en tu frente infantil
fulguran las estrellas,
y tus manos piadosas
derraman primaveras.



Soledad, soliloquios,
circulan por tus venas,
está tu corazón
sumido en suave espera.
Una lluvia de paz
al desierto se acerca,
el Mesías glorioso
redimirá la pena,
nacerá un Salvador,
según dijo el Profeta.



Eres tú la elegida,
prodigiosa colmena,
sosegado jardín,
arrobada palmera;
el nuevo paraíso
abrirá en ti su puerta.
Y en el templo sagrado
creces blanca azucena,
con vuelo virginal
vas de niña a doncella.


Emma-Margarita R. A.-Valdés        

Del libro:
"Antes que la luz de la alborada, tú, María"
Publicado con permiso de la autora.
Prohibida su reproducción sin su expreso consentimiento.
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Música: Rizos de ángel